domingo, 30 de octubre de 2005

En esta frontera vemos el asesinato brutal como algo cotidiano. La tortura, el ajuste de cuentas, el topón, el levantón, los encobijados, los enteipados, las AK-47, las Uzi, las casas misteriosas, las crónicas del Zeta, todo ello es parte de nuestra vida diaria. En poco tiempo hemos aprendido de calibres, de drogas, de barrios, de tienditas, de fintas, de frentes. De que los chacas nunca son placosos y que los placosos se mueren pronto.

Se decía que Rosarito era territorio en tregua porque nunca pasaba nada. Los muertos siempre fueron abandonados en el límite de Tijuana. Rosarito era un lugar pequeño y medio folklorico; teníamos nuestros dos loquitos callejeros: el Chago y el Juanito, ambos vestidos y alimentados por gente que los conocio desde chicos. Cada colonia tenía su paletero. La clase media-alta, la media y la baja mandaban a sus hijos a la misma secundaria. La playa era el lugar favorito de las rosariteñas para perder su virginidad y embarazarse a los quince años. Entonces Rosarito era un lugar medio aburrido en el sólo pasaban tragedias en el verano: ahogados en la playa, suicidas en un cuarto de hotel, atropellados en la escénica por la falta de puentes, el clásico choque en la Cuesta Blanca, batallas a pedradas en las colonias, rivalidades entre barrios, violencia sencilla de pueblo chico a la que no se le hacía caso.

Las cosas no empezaron a cambiar el 27, cambiaron antes, paulatinamente. Se tenía a Tijuana como la hermana enferma sin considerar que la cercanía traería el contagio. Lo que paso el 27, y lo digo asi: lo que pasó, porque ya no se le nombra de otra manera, es ello, eso, lo que pasó. Como si el hablarlo conjurara otro suceso igual de terrible.

Lo que pasó fue el punto detonante del miedo general. Ahora las familias huyen y los delincuentes se quedan, el negocio de los guardaespaldas florece. Los diarios se agotan, al igual que los semanarios y la televisión local (porque hay Televisión local) se congratula ante ratings sin precedentes. Ahora todos quieren un arma y un guarura y un carro blindado y salir de aqui lo antes posible. Antes todos querian ser ricos, o por lo menos aparentarlo, ahora todos quieren ser pobres.

Fueron los ejidatarios quienes pintaron su raya: no les importa la violencia que haya fuera de la comunidad, pero aqui no la quieren. Saben que la autoridad local no tiene la menor autoridad para garantizar la paz del pueblo. Por eso se han dirigido al plano federal y si este no resuelve los problemas, el cerco y la limpieza (palabras de ellos mismos) quedara en manos de civiles.

En estas estamos aqui.
Fragmento de una carta que acabo de recibir.


Esa canción, la noche del día que mataron a mi papa, me estuvo dando vueltas y vueltas en mi cabeza y no me podía dormir.


Caro


Que se siente tener una mansión a costa del dolor de tanta gente?

Que se siente tener un corazón que envenena las almas y la mente?

Que se siente por un instante ser la atención del pueblo televidente?

Que se siente llegar a conocer tan a fondo el papel de delincuente?

Que se siente dormirse y al soñar solo ver hospitales con pacientes?

Que se siente violar siempre la ley y quererse pasar de inteligente

Que se siente saber que en un lugar hay un niño quedandose inconsiente?

Por pastillas que acaba de tomar por la hierba que tu y gente vende!

Caro!

Lo vas a pagar muy caro
Te lo digo compañero
Hay delitos que son peores que los que son por dinero

Caro!

Lo vas a pagar muy caro!
Te lo digo compañero
Y los que sean como tú, y los que contigo fueron y los que te dieron órdenes y los que te obedecieron!

Caro!

Lo vas a pagar muy caro!
Y si no es conmigo va a ser con Dios
Fíjate lo que te digo
Porque yo no puedo perdonarlos
Dios sabra el castigo que les espera en las tinieblas!

Caro!

Lo van a pagar muy caro!

jueves, 27 de octubre de 2005

Antes de que se acabe este día quiero recordar que hoy jueves 27 de octubre murió asesinado Pepe Leyva. Que sus hijos todavía estaban en la escuela cuando él llegó herido a la cruz roja huyendo de un intento de secuestro cuando fue alcanzado por sus perseguidores y asesinado. Que esto ocurrio al lado de una escuela primaria y de una secundaria y en la misma cuadra donde hay una delegación de policía. Que la policía en lugar de interrumpir la huída de los secuestradores la propició. Que Pepe era un hombre de trabajo, de familia. Que en algún tiempo le interesó la fotografía y que fue gracias a él que hace 12 años se iniciara el taller de fotografía clicka. Que ahora su pasión era la pesca deportiva. Que las familias viejas de Rosarito sienten profunda tristeza y admiración frente su muerte y su valor.
Después de unas ráfagas de metralleta no hay nada que decir.
Abrazar, llorar.

Una viuda, tres huérfanos.

La certeza de que las bandas de secuestradores no están por encima ni por debajo de la ley, ellos son la ley.

Tiempo atrás él había decidido su destino. No permitiría un secuestro, no lo permitió.
Tiempo atrás había decidido también que no quería velorio.
Me gustan las puertas cerradas. Cuando hace calor es necesario dejar abierta la de la minisalacomedorcocinititita, a través de ella escucho los camiones que llegan a la ferretería vecina, los trailers que pasan por la calle para llevar madera a la Consti, los vecinos. A veces el ruido del día entorpece las pláticas interiores, el radio, el sonido de los trastes al caer.

Mientras hago la cama (varias horas después del mediodía), a través del screen de esa puerta que tanto me gusta ver cerrada oigo unos gritos seguidos de gemidos. Silencio, más gemidos, putazo, gemidos inmediatos. Gritos de hombre, gemidos de mujer, putazos de hombre sobre carne de mujer. Ya se están chingando a la vecina otra vez.

Somos vecinos lejanos. Pero por culpa de algún fenómeno acústico puedo escucharlos.

Hoy al volver del cine, me encontré con que el taxista encima de haber puteado a su mujer durante el día, por la noche decidió hacer fiesta. Todos sus amigos me vieron llegar sola a la casa a la media noche. No se que piensen de mi y de Lou Lou, seguro que a el lo ven como un tipo débil que permite que su mujer llegue a la hora que sea y que no se molesta de que en ocasiones llegue acompañada. Seguro que piensan que a mi lo que me hace falta es una putiza.

La primera vez que me di cuenta que el hombre (de oficio taxista) se madreaba a su mujer, no me dio coraje con él, sino con ella. --Eso le pasa por pendeja, -decía-. Días después la veía tendiendo hileras de trusas blanquísimas. --Y encima le lava los calzones, -pensaba-.

Ya he dicho sin pretender justificarme, el desprecio que me causan las mujeres que toleran el maltrato. No sé por que, y de nuevo no pretendo justificar lo que siento. Pero hoy, al oír el putazo (elijo esta palabra porque lo que oí no sonaba a golpe ni a madrazo ni a cachetada, ni a puñetazo. Putazo es, no solo por significado, sino por onomatopeya) seguido de un sollozo fuerte, involuntario, como salido del estómago. Imaginé a esa mujer en medio de la desolación de su casa, recibiendo los putazos a manos de su taxista y sentí compasión, pero no en el sentido piadoso o de lástima, sentí compasión, es decir, sufrimiento compartido. No supe que hacer, llamé a la policía y no llegó. Tras un rato de silencio volví a oír putazos seguidos de sollozos. Ya no hice nada. Pensar solamente en lo bonito que se ve su tendedero lleno de pinzas de colores que sostienen una docena de trusas blancas.

lunes, 24 de octubre de 2005

Tendríamos que decir que no hay nada. Que una anciana estrella su carro contra una sala de espera atropellando a dos.

***
La primera persona en un videojuego se da en el momento en que la pantalla le proyecta al jugador el entorno del juego sin personaje de por medio (por ejemplo en un juego de carreras, se ve el parabrisas, el paisaje, el velocímetro como si en verdad se manejara un carro).
La segunda persona es cuando el jugador manipula a un personaje, lo hace saltar, lo gira, lo lleva a usar armas.
La tercera persona se da en el momento en que uno observa a otro jugar un videojuego.
(Siempre he sido tercera.)

***
Diriamos que hay silencio. Que el luto es por fortuna ajeno (y cercano).

sábado, 22 de octubre de 2005

Antes veia las puestas de sol en la playa.
Ella llegaba por mi para que le comprara una cahuama (era menor).
Varias veces vimos el amanecer: en un cerrito del Plan Libertador, en la playa, en mi cuarto, en la clicka.
Antes haciamos fogatas, y nos daba risa cuando veiamos saltar los clavos de las tablas (ahora me da miedo).

Antes platicabamos de nuestros amores. Evitabamos hablar de los problemas, de las tristezas.
Sabiamos menos pero nos reiamos más.

Antes llegaba a buscarla en la mañana y la encontraba bailando en la playa.
A veces ella flotaba en el mar dejando que las olas le pasaran por encima del cuerpo, se suspendia en el agua como un cadáver, con los ojos pelones. La marea hacia volar la falda de mi vestido de florecitas amarillas.

We drank, we smoked, we ate oranges. We took pills and got rides from people we didn´t know. Her mother didn´t like me, until she liked me.
We had so much fun.
I don´t miss it, because I´m supposed to be older and wiser.
But I liked it.

Ahora a veces ella me habla por teléfono.
Cuando viene de visita fumamos y hablamos y nos reimos y a veces vamos a la playa a tomarnos una cahuama.
El día en que se casó su hermana, su mamá nos hizo caminar juntas hasta el altar para dejar una ofrenda de pan y vino (yo vestía de rojo, ella de negro).
Ahora no la extraño, pero la recuerdo a cada rato.

viernes, 21 de octubre de 2005

Escuchado en las noticias de San Diego:

An illegal immigrant is dead after being runned over by a border patrol. An autopsy will be performed to reveal the cause of the death.
El ladrón de champañas.

1.
Digamos que alguien compra una casa cerca del mar, tan cerca que poco le falta para barco. Nuestro alguien decide que hay que celebrar la inauguración al más puro estilo marino, así que compra en el duty free varias botellas de champaña (una de ellas por supuesto para estrellarla sobre la proa, es decir el frente de la casa y así bautizarla). Para celebrar con derroche no compra cava española, ni sparkling chardonay de California. Compra champaña de verdad, de la francesa, de la del meritito Champagne.

2.
Digamos que por muchas y muy diversas razones se pospone el bautizo. Pero como ya se había planeado la fiesta y son pocos los impedimentos que lleven a un mexicano al extremo de cancelar un festejo (además no sólo se celebraba a la casa, sino tambien el cumpleaños de la muchacha del peinado peculiar), se recurrió al siempre infame plan B: hacer la fiesta bajo Puente Amafáunulos.

3.
Se plantea el problema de esta manera: botellas de champaña reservadas para otra ocasión ocultas tras una gruesa capa de cervezas dentro de un refrigerador en una fiesta. Conforme pase el tiempo la capa de cervezas se adelgazará hasta desaparecer, quedarán entonces al descubierto, inermes, solitas, expuestas y antojables las botellas de champaña. Una mano misteriosa destapará dos de ellas y las derrochará entre un grupo de bebedores poco refinados que, acostumbrados a tomar Tecate y coolers, no lograrán apreciar el gusto del champán y éste será desperdiciado con vileza por ellos.

3.1. Planteamiento según el punto de vista de cierta mujer que estuvo en la fiesta.
¿El inicio de la historia?. No sé, no recuerdo muy bien. En realidad cuando llegué la fiesta tenía ya un rato de haber empezado. Yo me fui derechito al baño y estaba ahí viendo los azulejos amarillos, ¿o son verdes? Le digo a usted que no sé, que recuerdo poco. Yo estaba en eso cuando escuché que se gritaba mi nombre afuera y al salir, con las manos todavía húmedas (porque me las lavé, eh, y luego me las sequé en el suéter que traía en la cintura)... Ah pues, al salir había un grupo de gente a mi derecha que gritaba que beso y que quién sabe qué. Enfrente estaba la muchacha del peinado peculiar, ahí solita. Creo que lucía un poco apenada, o es lo que quise pensar. El grupo de la derecha me indicó, no, me ordenó con gritos dispares que debía besarla. Que su deseo de cumpleaños era recibir 29 besos, uno por cada año de vida. No hice preguntas. Fue un beso sencillo, de labios cerrados, de manos en los cachetes. Duró nada, lo que dura un beso con espectadores. Si lo que usted quiere es saber cómo empezó todo, para mi ese es el principio.

4.
Lo que pasó después es difícil de narrar. No por lo que pasó, porque en realidad pasó poco. Debajo de ese puente (y sobre él) han ocurrido cosas peores. Mucho. Y se podrá decir lo que sea sobre los sucesos que ocurrieron antes (y después), pero en esta ocasión no se trata de rumores, sino de lo que pasó en verdad (recordemos que está en juego la honra del acusado). Siendo la verdad un asunto tan complicado es necesario hacer una pausa y una consulta:

verdad


1. f. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.


2. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa: los niños tienen que decir siempre la verdad.


3. Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente y que es aceptado de forma general por una colectividad: verdad de fe.


4. Expresión clara y directa con que se corrige o reprende a alguien. Más en pl.: Cayetano le dijo dos verdades.


4.1. La verdad según el punto de vista de cierta mujer que estuvo en la fiesta.
No soy mariposita social, no bailo, yo a una fiesta voy a lo que voy: pistear y quedarme en un rincón. En esta fiesta eso hice: sentarme en la escalera casi toda la noche.
Sí, camine, anduve, trataron de hacerme bailar, hablé con un pocholaco, estuve a punto de ser seducida por una chica de gran escote en la espalda. Y casi lo logró, pero no.
Me fui a la escalera a tener la mejor idea de la noche: pedir un masaje. Primero fue la espalda, luego el cuello, luego los pies, luego todo era manos. Hubo un momento en que cierta extranjera de acento delicioso recibía un masaje de pies y también recibía uno de manos y uno de espalda. Todo a la vez. Ahí, exactamente ahí, era donde estaba quien se acusa de ser el ladrón de champañas. Él estaba en el cuello o en los pies, no lo sé, pero estuvo por largo rato sobando a la extranjera de acento delicioso. Había voces detrás de él, dos desconocidas que hablaban y que quizá tentadas por el manoseo (quién, díganme quién se resiste a un manoseo) quisieron unirse pero no lo lograron.

4.2. La verdad según el punto de vista de cierto padre de familia a quien se le perdió una botella de vodka.
¿La champaña? ¿Cuál champaña? ¿Había champaña? No, yo no creo que haya sido el Tambor. Fue el puto ese que me robo la botella de vodka, y me lo iba a madrear, yo ya tenía a todos los de la Liber apalabrados. Pero al último apareció la pinche botella, que si no hubiera aparecido lo mato. Me cae que si. O por lo menos lo atropello.

5.
Pasan los días, las semanas, los meses. Hasta que aparece sin más preámbulo una foto en la que un hombre sostiene una copa y a su lado hay una botella de champaña. Nadie lo duda, es el Ladrón de champañas. Pero cualquiera que sea ligeramente escéptico, sería capaz de ver en semejante prueba los tintes de una conspiración. El verdadero Ladrón de champañas no sería tan tonto como para permitir que se le haga un retrato con la prueba del delito en el paladar.
Si algo nos ha enseñado la historia es que nunca jamás, por minúsculo que sea el crímen cometido, deben quedar pruebas. Mucho menos testigos, ni ebrios ni sobrios.

5.1. El Acusado se defiende.
¡Hey, yo no fui eh! Esa foto esta sacada de contexto. A mi, por si no lo recuerdan, la profe me regaló una botella de champaña después de la fiesta. No me acuerdo por qué, no era mi cumpleaños ¿O si? De hecho me regalo dos (por cierto que me debe una). El día que me tomaron esa foto no fue el mismo día de la fiesta.
Soy inocente. Además todos tomamos de la botella que sale en la foto. Todos teníamos copas, todos brindamos, no me acuerdo por qué, pero todos brindamos, hasta el Héctor, que ahí andaba. De eso sí hubo muchos testigos. No se hagan, yo no fui.

5.2. Cierta mujer que estuvo en la fiesta recuerda.
Sí, me acuerdo que días después hubo taller literario con la célebre CRG. Recuerdo que caminé la cuesta esa, mejor conocida como La Mata Crudos. Recuerdo también que sentía los latidos de mi corazón en las venas de la cabeza mientras subía, y recuerdo que al llegar bajo Puente Amafáunulos no podía respirar. Lo recuerdo bien, ese día se destapó una botella de champán y todos los que fuimos al taller bebimos un poco (yo sólo humedecí los labios pa no quedarme con las ganas), y recuerdo también que hubo fotos.

5.3. El acusado se vuelve a defender.
Si (es) cierto.

5.4. Cierta mujer que estuvo en la fiesta continúa recordando.
Acuerdate que eres el acusado, deja termino.
Y recuerdo que se celebraba al acusado por algún motivo. Pero en realidad no sé si la foto que se muestra como prueba se tomó días después o el mismo día de la fiesta. No sé. Los únicos testigos confiables son los que no estaban hasta su madre, y hasta hoy sólo se sabe de uno: El refri.

6.
Tras una concienzuda reflexión frente a los argumentos y pruebas presentados, se decidió que no es posible señalar culpables. Es decir, hasta hoy se concluye que los resultados de la investigación son inconclusos. Pero si algo hemos aprendido de las películas mexicanas cincuenteras, de las telenovelas y de los thillers hollywoodenses, es que no hay crimen perfecto. Algún día, en algún lugar se hará justicia.
Mañana viernes, se suspenden las clases!!!!
(and I´m even happier than the students).

miércoles, 19 de octubre de 2005

T-t-t-t-t-iemblo.
Escribir, luego borrar. Escribir, luego borrar. Escribir, luego borrar. Escribir, luego borrar.

domingo, 16 de octubre de 2005

Le gustan las tumbas. Seguido llora por su bisabuela que murió hace dos años.
El domingo antepasado la llevé al panteón, buscamos la tumba de uno de sus tatarabuelos y no la encontramos.

El cementerio no le dio miedo, al contrario. Le daba curiosidad ver las tumbas pequeñas cercadas con cunitas siniestras. Me preguntaba los nombres de los niños y la edad que tenían cuando murieron.

La tumba más reciente era de un muchacho de 28 años, su epitafio decia que lo recordaban sus padres, hermanos e hijos. Tenía una cruz de madera que había sido colocada tres semanas antes, sobre ella descansaban unos lentes de sol. Me sorprendió que nadie se los hubiera robado.

Hoy con sus cinco añitos fue a visitar a los ancestros paternos.

A su edad, y hasta los quince dormí con la luz encendida porque me daba terror la oscuridad. Me daba miedo halloween, y el video de Thriller de MIchael Jackson. Me daba miedo la mujer que se le aparecía a los taxistas en la Cuesta Blanca. Hace menos de una semana me salí del cine en una película de terror, luego de hacer varios cálculos y de concluír que prefiero evitar el sufrimiento.

A su edad yo jugaba con muñequitos inofensivos, en cambio ella tiene una Catrina de barro con la que juega a la par de las Barbies. Yo evitaba a toda costa la carta de la loteria que tuviera a La Muerte o La Calavera pero a ella le gusta la que tiene a las dos y es con la que juega. Le gustan los huesos, le gusta senturlos y tocarlos a través de la piel, le encanta ver ilustraciones del sistema óseo. Tiene cinco años. Yo tengo treinta y todavía espío el asiento trasero para ver si no se me subió un fantasma en la Cuesta. Soy una vergüenza.
La tierra se mueve.
Nuevo temblor hoy, 2:11 pm (no lo sentí), 4.9 grados Richter.

Epicentro aqui enfrentito en el mar.

Ver mapa:

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sábado, 15 de octubre de 2005

jueves, 13 de octubre de 2005

Una blusa gris.
Una colcha rosa.
Una cama blanda
Unas cortinas blancas.
Un pequeño tiradero multicolor en el closet.
Una lámpara con luz amarilla.
Dos manos con uñas recien cortadas.
Una liga roja.
Una lista.

La blusa descansa dentro de la colcha que está sobre la cama, justo al lado de las cortinas que impiden que los vecinos vean el tiradero del closet. La lámpara encendida ilumina las manos (resalta la liga en la muñeca derecha) que escriben la lista.
Con uniformes de futbol verde corren sobre la carretera. Son niños. Es tarde. Al pasarlos veo que jadean, quisiera una luz roja para verlos mejor. Por lo menos una amarilla. Verde (disminuyo la velocidad), verde (freno esperando que algo se atraviese), verde (acelero).

miércoles, 12 de octubre de 2005

Soñé que había unos gatitos (o perritos o algo así) naciendo y que a la vez nacían alacranes. Era un revoltijo de exoesqueletos ámbar y pelo húmedo oscuro.

Creo también, aunque no estoy segura, que ahí estaba un amigo imaginario, o su alter ego o algo así. No sé. Los alacrancitos recién naciditos eran despedazados con los dientecitos y las uñitas de los gatitos (o perritos o algo así).

Siempre que tengo un sueño raro ando con susto el resto del día. Elijo no salir y hacer lo menos posible porque el sueño era sin duda la premonición de alguna cosa terrible.

Hoy no sentí eso al despertar. El día luce bien, aunque el shop ha estado vacío toda la mañana.
Después de haber recibido la última e irrefutable prueba de quién fue el verdadero ladrón de champañas, me encontré con el siguiente correo electrónico.

Por este medio electrónico se les convoca a participar en el Primer Premio de Crónica "La misteriosa desaparición de la champaña en la Fiesta de Cumpleaños de Abril" cuyas bases son:

 

1. Podrán participar todos aquellos que, siendo mayores de edad y dispuestos a enfrentar las consecuencias de sus actos, hayan asistido al evento conocido aquí como La Fiesta del Cumpleaños de Abril.

 

2. La crónica, que puede hacer gala de las estrategias narrativas que al autor o autora le vengan en gana, también  puede extenderse por un número de páginas nunca determinado.

 

3. Los participantes mandarán su crónica a todos los participantes del PRIMER PREMIO NACIONAL DE CRÓNICA "La misteriosa desaparición de la champaña en la Fiesta de Cumpleaños de Abril", quienes a su vez fungirán como jurado plenipotenciario. Las crónicas podrán ir apareciendo en los blogs de cada uno de los participantes, si éstos dan su consentimiento explícito, claro está. 

 

4. Se abre el concurso hoy, 12 de octubre, sacrosanto Día de la Raza de Acá, y se cerrará el 21 de octubre. El nombre del ganador o ganadaroa se dará a conocer el último día de Octubre.

 

5. El ganador o ganadora recibirá una (o dos) (o tres) botella de champaña, la cual deberá compartir con todos los participantes del concurso en fecha y reunión por anunciar pero que seguramente se llevará a cabo en Tijuana, BC, en próximas fechas. La Crónica ganadora aparecerá en todos los blogs de los participantes el mismo día y a la misma hora (por acordar) acompañada de la foto con la que se ha identificado, irrevocablemente, AL CULPABLE.

 

 

queda de ustedes, casi muerta de la risa, su queridísima amiga, osease yo. --crg


 
´No hay crudo humilde ni pendejo sin blog´

martes, 11 de octubre de 2005

Un gramo de coca, latas de cerveza vacías y los cargadores fue lo único que se encontró dentro del carro. Los ocupantes lo habian abandonado dos horas antes (...)

(oído en la crónica de Notivisa con respecto a los balazos que enfrentó Castro Trenti en la colonia Cacho)
Todo empezó por un numero equivocado, el teléfono sonó tres veces en mitad de la noche y la voz al otro lado preguntó por alguien que no era él. Mucho más tarde, cuando pudo pensar en las cosas que le sucedieron, llegaría a la conclusión de que nada era real excepto el azar. Pero eso fue mucho más tarde. Al principio no había más que el suceso y sus consecuencias. Si hubiera podido ser diferente o si todo estaba predeterminado desde que la primera palabra salio de la boca del desconocido no es la cuestión. La cuestión es la historia misma, y si significa algo o no significa nada no es la historia quien ha de decirlo

Paul Auster en Ciudad de cristal.

lunes, 10 de octubre de 2005

En ´A grand day out´ Wallace hace que su obsesión por el queso lo lleve de vacaciones a la luna. Gromit, su perro, lo acompaña.
En ´The wrong trousers´ Wallace y Gromit se enfrentan con un pingüino que es ladrón profesional de joyas y que se hospeda en casa de ambos.
En ´A close shave´ Gromit es injustamente perseguido y encarcelado por asesinato de ovejas. Wallace, aliado de un grupo de borreguitas que saben que Gromit es inocente, lo ayuda a escapar de la cárcel.

Wallace bebe té, come pourridge, pan tostado con mermelada y ama el queso. Es inventor y motociclista. Tiene máquinas para vestirse, para hilar suéteres, para llevar a caminar al perro, tiene una catapulta que pone la mermelada sobre el pan.
Gromit es un perro incomprendido, quizá porque no habla. Es lector (en la cárcel leyó crimen y castigo de Fiodo Dogstoyevsky), sabe pilotear aviones y usar una ingeniosa ametralladora de pourridge. Además prepara el desayuno de Wallace y cada que tiene tiempo se pone a tejer. Es el más inteligente del par.

Hoy que fui a ver ´The curse of the were rabbit´esperaba montones de chistes visuales y episodios de humor británico, pero no. La movie está bien (larga). El villano no sirve para nada (hubieran puesto a Feathers Mc gray). Lo que más me gustó fue ver las huellas de los modeladores sobre la plastilina en la cara de Gromit.

No sé, como que sentí que Nick Park se hollywodizó de más. Si ´Chicken run´ me encantó, esperaba que el primer largometraje del Wallace and Gromit fuera algo más, no sé qué. Algo así como ver las tres películas anteriores de corrido (cada una dura media hora). No sé, después de un rato hasta sueño me dio.
En el cine...

Ya no quiero ver más animación por computadora, nada. No quiero ver cascadas de sal que simulan agua. Prefiero ver músculos hinchados de anabólicos antes que los que infla la computadora. Quiero que el traje de Spiderman sea de tela, aunque le quede flojo, aunque no se le noten los bíceps, aunque sea de spandex o de poliester o de ambos. No quiero ver más pieles lisas ni labios de viníl, quiero ver rímeles corridos, granos, lunares, verrugas, cicatrices.

Que alguien me enseñe un poro y un diente chueco, que alguien me enseñe a una actriz despeinada. Un poco de celulitis por piedad.

No más gatitos que hablan, ni perritos que guiñan el ojo. No más heridas lisas y planas.

I want gore (a little). Make-up artists of the world: do your job.

I want fire (a little).

I want to see something that looks real. I want to have the ilusion that I can touch what I know I can´t.

domingo, 9 de octubre de 2005

A pesar de que hacía mucho tiempo que no lo veía lucia igual, sólo que llevaba la cabeza cubierta con una gorra. Mis cómoestás fueron de mediano entusiasmo hasta que él casi me gritó:
--Dame un abrazo, chingado.
Y pues sí, me puse de pie y le di el chingado abrazo, como debe ser con los viejos amigos, con esos que se supone que uno compartió algo; una peda, una clase, un desvelo, un momento en la vida.

De los cómoestás pasamos a los cómoteves, seguro que notó que ya no uso fleco, que soy un poco menos delgada, que se me ha marcado una arruga en el entrecejo, pero como todo un caballero y como debe de ser, no dijo nada. El se veía bien, normal, un poco más robusto, un poco mayor. Estábamos hablando de cómo nos llegó la vida adulta de golpe, cuando él, así de golpe, se descubrió la cabeza para mostrarme lo que estos cinco años le habían quitado.
Los dos nos reímos un buen rato, yo recordándolo con su peinadito de supermán y el mostrando con orgullo la desnudez de su cráneo. Lo único que atiné a decir era que lucía bien. No mentí, la calva iba con él.

Decidí no hablar de los propios complejos que, ante las dimensiones del problema ajeno, son cuestiones insignificantes.

Hacía poco que me había cortado el pelo y con el corte se asomó la primer cana, ya sabía que estaba ahí pero nunca se mostraba. Durante tres días hice lo posible por disimularla, hice lo posible por convencerme que lucía bien, que me daba eso que dicen todos los canosos resignados: personalidad. Mis argumentos no pudieron convencer a mis tijeras. Pero a los pocos días descubrí la segunda: pegada a la frente, del lado derecho, pequeñísisma, y por su color, imperceptible para el ojo no entrenado, así que ahí la deje, al cabo que casi no se nota. Hasta que ayer apareció la tercera. Es nueva, todavía la punta del cabello está café, a esa ya no le hice nada.

Quizá con el tiempo me convierta en una de esas señoras que se dejan el pelo corto para lucir más jóvenes, o tal vez me teñiré de rubio y me pintaré los labios de rosa. O me convertiré en una pelirroja de mascada con un amante quince años menor. Cómo saber qué será de mi middle life crisis. Me quedan por lo menos diez años para planearla.

Así como es más digno ponerse bloqueador de sol en la calva que cubrirla con un ratón (peluquín, o como se llame). Por ahora me quedo con mis tres canas, una por década vivida.

jueves, 6 de octubre de 2005

Empieza con B, aunque la B no me gusta, prefiero el sonido de la V, además luce mejor.
También tiene una f (la cual confundo con la j), y el sonido de la f es viento.
Y las vocales, si, todas, excepto la i y la u que es tan dificil decirlas en voz baja y en alta, pero a la i el sobrero la salva, y a la u el camino de vuelta.

Los movimientos que hace la boca al decir la L y la R, la N, por eso me gusta ver la boca de quien dice mi nombre.

Ya entiendo por que no me gustan la M, la B, la P, porque al pronunciarlas los labios se cierran.

martes, 4 de octubre de 2005

Escucharla es como oir musica de elevador con cuchillo.

If you would sit
Oh so close to me
That would be nice
Like it's supposed to be
If you don't I'll slit your throat
So won't you please be nice
If you would hug your arms right around me
That would be snug
Like it's supposed to be
If we part I'll eat your heart
So won't you please be nice
(...)

Nellie Mckay.

lunes, 3 de octubre de 2005

It´s all in you head dear, that´s what the doctor said. Take these pills, get this test, but don´t worry it´s all in your head.

domingo, 2 de octubre de 2005

Era un collar con la mano de Fátima, uno que se te habia olvidado dentro del alhajero, no te acuerdas? Era negro, de barro, con cuentas que imitaban aventurinas pero no, eran puro plástico. A poco no te acuerdas que en el barro creció un moho color salvia y para limpiarlo, según tú, lo dejaste en un vaso con agua pero no pensaste que el agua reblandece el barro y cuando lo sacaste parecía que era mantequilla negra.

Ahora resulta que no te acuerdas, cómo se te pudo olvidar?

Era la mano de Fátima, una así, que tiene los dedos hacia abajo, con un ojo en el centro. Y dicen que sirve para tener más paciencia (que buena falta te hace) y para la fidelidad y la buena fortuna. Acuérdate, si bien que te sabías la leyenda.

La mano de Fátima. Era de la India, hasta me contaste que lo habías comprado en cinco dólares. Que la ultima dueña se había muerto sepa de qué y la familia o el seguro o el gobierno, quien sabe, habían puesto en venta todo lo que tenía en su casa, hasta sus carros y su ropa y hasta su misma casa. Y me contaste también que te habías ido a ver el cañoncito que estaba poco más allá de la terraza. No te hagas, tu me dijiste. Y me dijiste también que compraste un barómetro, que no entiendo para que lo querías, si ni barco tienes, ni lancha, ni una mendiga balsa, y aunque la tuvieras, para qué quieres un barómetro en una balsa?

No te digo que estás mal. Cómo que nunca compraste un barómetro? Sí como no, yo lo ví, era uno de esos que trae hasta el higrómetro y el termómetro en el mismo retablo, era larguito y dorado, medio cursi, combinaba contigo. No me salgas con que no, te conozco.

Barómetro, higrómetro, termómetro... desde cuándo te importa a ti el viento y la humedad y la temperatura si nunca sales?
Inteligencia militar son dos términos contradictorios.

Groucho Marx

sábado, 1 de octubre de 2005

La ropa del closet venía de todos lados: Malasia, China, México, Perú, Pakistán, India, Australia, Indonesia, Sri Lanka, Camboya, Canadá, Vietnam, Madagascar, Bangladesh, Colombia, Rusia. No había prendas francesas o italianas. Lo más fino estaba en un cajón desordenado. Se trataba de una pequeña colección de pañuelos de seda. Su dueña los había obtenido uno a uno hurgando en los puestos de un mercado ambulante. Su orgullo era una gran mascada color beige con los signos del zodiaco y quemadura de cigarrillo en una de las esquinas.

No le gustaban las cosas extranjeras en particular, pero su economía no le permitía elegir la procedencia de los productos que entraban a su casa.

Era obsesiva con la lista de ingredientes de la pasta dental.

Le gustaban las cafeteras danesas y las preguntas (las respuestas nunca le interesaron). Por eso se preguntaba el nombre de la persona que cortó las calabacitas que había en el refrigerador. Se preguntaba también dónde habrían sido cultivados los tomates del frasco de salsa y quién se habría subido a jugar en los árboles de cuyo fruto había salido el aceite de oliva.

Decía que no le preocupaba (pero sí) el saber que todo lo que usaba para vivir era de fuera. Sabía que su estilo de vida era artificial, sabía que los pueblos de la frontera, sin la frontera estaban condenados a desaparecer.

Le preocupaba la vida ficticia de las ciudades. Las casas tan encerradas y silenciosas en las que la única voz era de la televisión. Extrañaba (sin haberlo visto antes) el tiempo en que la gente sacaba las sillas al patio y hablaba y reia y comentaba el color de la noche (y el olor).