sábado, 5 de abril de 2014

Adoro los tragaluces.
Ves que todo se cae y no haces nada. Te quedas ahí en tu ventana frente al espectáculo del derrumbe, en contemplación. Tomas una foto, escribes una línea sólo para dejar evidencia de ti mientras todo te cae encima.

No sales corriendo porque te dijeron que la heroicidad está en la resistencia y el sacrificio. Y fuck, man, también te dijeron que tú naciste para héroe.

Yo no pienso así. Yo siempre he tenido vocación fugitiva. Por eso cuando me quedo muy quieta me dan muchas ganas de que me corretee un perro.

Los héroes son para los cuentos, los mitos y para los libros de historia, que son básicamente lo mismo. Y luego ese mundo de fantasía se convierte en culto, que no es más que un depósito de los deseos y de los sueños colectivos.

Mientras que ahí está uno,  jugando a poner ideas o gente en cuadritos, en busca de sentido y dirección desde una nube. Y es un entretenimiento tan efectivo que uno cree firmemente que eso es todo en la vida.

(a mí ese tipo de cosas me dan mucha risa, más cuando las practico y las creo y luego veo que los demás me creen,  no sé, es como la magia o el circo. Sí, estoy hablando de ilusión y simulacro ¿quién lo niega?)

Una revolcada en el mar. Una caminata en el desierto. Una perdida en la montaña (sierra, campo, bosque, selva, ciudad, lo que tengas cerca, mejor si hay alacranes, rateros, aguamalas o coyotes).

¿Me pides un consejo?

Haz lo que sea, pero que implique movimiento y mundo.

Luego me cuentas.

jueves, 3 de abril de 2014


 “Cultures are not unique but always mixed with other cultures because culture always overflows the artificial borders that nation set up to contain it”.

––Homi Bhabha
Yo no quiero salvar el mundo.
Un pie calientito.

¿Recuerdas cuando nos quedabamos así hasta que se nos espantaba el sueño y de pronto eran las tres de la mañana y teníamos los ojos llenos de piedras y las manos inquietas?

No hacíamos ruido.

Nadie hablaba y yo azotaba el teléfono contra la pared.

Era divertido y un poco triste.

La música y los perros ladrando, aullando. Los gatos y los pájaros cogían en las ramas del pino.

El pino tan lejos.

Ahora tengo un paisaje de palmeras con cielo rosa californiano, también tengo cables de alta tensión y pronto tendré un cerro que nunca me dejará ver el amanecer. Mi horizonte será de montaña y mar.

Nunca podré ver el momento en que se asoma la luna. Pinches astros y movimientos planetarios pinches. Me van a hacer falta.

Aire que entra y sale del pecho. La risa.

Cómo es uno.

Me he acostumbrado a sonreir menos. Sé perfectamente cómo tener una cara de piedra, me queda bien, es cómoda. Yo no bailo cumbias, ni corro en escenarios, no me junto con gente para hacer ruido y que me escuchen. Yo hago una cara de piedra, ese es mi performance.

Alguien tiene miedo. Yo no.

Vuelve el tiempo de poner todo en cajas, conseguir nuevos silencios, buscar apartamentos en pisos altos, tomar decisiones como tragos de whisky.

Es tiempo de mentir y de aprender a leer la baraja otra vez.