jueves, 27 de febrero de 2014

Veo y oigo el matadero a la distancia, detrás del resguardo de la frontera. Mi casa siempre será mi casa, mi pueblo gacho, mi secundaria que ya no tiene jardín de rosas, mi playa llena de cáscaras de sandía y junkies.

Van quince muertos en menos de un mes. Dentro de pilas de agua,  torturados en sábanas tirados en la calle, balaceados al sacar el carro del garaje.

Hay mujeres. No sé cuantas.

Este es un lugar blanco sin sonido ni aire. Aquí no se me ilumina de azul la recámara cada que pasa la policía, ni se pinta de rojo con la luz de la ambulancia.

Estar a salvo es aburrido.

sábado, 22 de febrero de 2014

Hace una semana sonaba el mariachi frente a mi casa, hoy suena la banda por algún sitio que no sé. Es una banda medio melancólica, repetitiva. Celebra algo triste.

viernes, 21 de febrero de 2014

1. Un junkie le clava a otro un fix en el pie.

(ha caído la tarde, hay tráfico)

2. Un hombre se guarda el pene en el pantalón después de orinar.

(el pequeño pene es el provocador de un embotellamiento igualmente pequeño)

3. Un hombre sacude con furia un árbol desnudo, intenta arrancarle el tronco, supongo que para hacer una fogata.

(es el Río Tijuana, apenas hemos cruzado la frontera. en silencio veo el inicio del mundo futuro. mi hija ha visto cada una de las escenas conmigo)

sábado, 15 de febrero de 2014

Yo recuerdo muy bien los ochenta.

aspiraciones de clase
niñas de trece años demarcando límites de apellido, familia, barrio

cholos

pequeños hijos bastardos de espermas distinguidos en úteros de terracería
cortinas sucias en lugar de puertas
la 91X en medio del calor atosigante

calles-campos de futbol que aparecieron con la televisión del centro de México en 1986

esfuerzos del gobierno por establecer una sola cultura mexicana donde lo único verdaderamente mexicano era  la cultura del centro.

la campaña: "no seas cursi, habla español"

lata rosa plata de spray aquanet
mejillas angel face
chicles de la flecha
delineador negro, labios rosa nacar

terciopelo en sofás y vestidos
barbas doradas en cortinas y mangas
llantas ardiendo en navidad

lodo

caminar por el boulevard para ver turistas

en el periódico una que otra violación, algún crimen de amor homosexual, un incendio.
ningún muerto de bala
ningún torturado
ningún decapitado
ningún decomiso de droga

la sección de sociales con hombres de traje y mujeres en vestidos de seda artificial
flores de tela
bailes con "música romántica"

una sensación de aislamiento, lejanía y de estar en el pueblo equivocado en el tiempo equivocado siempre.

domingo, 9 de febrero de 2014

Fiesta conmemorativa de la muerte de la abuela: misa temprano, visita al panteón, canción, rezos al pie de la tumba, botana encajuelada.

Llegué tarde, con algunos paquetes de carnitas y un café cobrado por una morena de trenza vestida en uniforme rojo y amarillo. No pude evitar imaginarme lo que habría dicho Moctezuma si hubiera vivido para ver que una de sus princesas acabaría ganando el salario mínimo en un Oxxo.

Ya he dicho como treinta veces que las fiestas de mi familia siempre son iguales, no importa si son bodas, velorios, bautizos, cumpleaños, baby showers. No importa si el del cumpleaños está muerto, si el difunto murió de manera trágica o si el bebé por nacer es producto de una historia terrible, todo se festeja entre ollas de comida y cajas de cerveza, lo único que a veces tiene variantes es la música.

En esta ocasión, como siempre, los hombres estaban por un lado y las mujeres por otro. Uno de mis tíos mezclaba un guiso enorme de mantarraya con algo que parecía un remo. En mi mesa estabamos un grupo de mujeres tomando un discreto desayuno de tamales y tacos de carnitas.

Mirar a mi familia ahí, tan contenta me hizo pensar que pronto me voy y que ya no podré estar en todas las fiestas, eso me dio un poco de tristeza. Sentí que ese era el momento de darles la noticia con la frase que se dice en tales casos, o al menos eso creía:

–Tengo noticas...

Solo me oyeron mis tías Carmen y Lucía, porque las primas tenían un escándalo. A mi tía Carmen se le lleno la cara de esperanza y me dijo:

–Por fin ¡vas a tener un bebé!

No sé qué cara puse. Pero supongo que mi expresión la dejó confundida, así que aplacó a las primas y les dijo que pusieran atención a mis noticias. Repetí:

–Tengo noticias…

Esta vez todas escucharon el preámbulo, pero antes de que continuara alguien gritó:

–¡Estás embarazada!

Mi "claro que no" sólo logró desconcertarlas. Antes de que empezaran con la gritadera les dije que solicité ingresar a unos programas de doctorado y que hay un par de universidades que ya me aceptaron y que es probable que tome alguna de las ofertas que me hagan, por lo que me mudaré lejos por algunos años.

La respuesta de la mesa fue el silencio atroz de la decepción que causa que una mujer en una famila tan fértil, elija hacer "cosas raras" en lugar de tener hijos. Luego del shock instantáneo, mi tía Carmen me dijo un "ay, qué bueno, mija" y empezó a aplaudir, las otras le hicieron segunda un poco extrañadas y creo que sin entender muy bien lo que acababa de pasar.