jueves, 31 de mayo de 2018

El fin de semana pasado fui a visitar el fin de la tierra. Hacía calor. Compartí bote con unos paisanos de Arizona que bebían tequila comunal de una esfera-corcho-caballito. Pude constatar a pulso y terror el cambio de vaivén entre el Pacífico y el Golfo. También atemperé el cuerpo entre las corrientes de dos mares distintos. Fue hermoso.