lunes, 23 de diciembre de 2013

We regret to inform you...

I don't regret to not inform you that I don't care.
–¿Te das cuenta que todo lo que conocíamos como realidad física está desapareciendo? simplemente la fotografía en papel, sólo duró cien años. Ya se acabó.
–Kodak duró cien años, flaca, fue todo.
Pláticas pre-navideñas de solsticio.

No soy hombre ni soy mujer, no me interesa casarme, ni la reproducción y eso de los derechos de las mujeres es muy sencillo: cien años, sólo hay que dejar de reproducirnos los próximos cien años; el fin de la humanidad. Verás si no se reconocen los derechos de las mujeres.

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Eso de los festivales navideños es una tortura ¿para qué visten a un niño de árbol de navidad? es denigrante para el niño ¿no crees? no se sabe ni quién es quien y ahí están los papás encantados identificando a su hijo por los zapatos, por los tenis negros, pero todos traen tenis negros. Es una humillación para el pobre niño. Se trata de una persona, no de una mascota.

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--Este cigarro parece un cuete.
--Oh, perdon, están un poco viejos, es que ya casi no fumo... pero, no es que esté viejo, es que lo prendiste por el filtro.

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Mi abuelo estuvo en un bunker rodeado de alemanes en uno de los bombardeos de la guerra ¿Tendrá algo que ver eso con que yo siempre quiero volver a Europa y que me gusten tanto los alemanes de ojitos azules?



domingo, 15 de diciembre de 2013

La Ninis aporrea su máquina de escribir, ya se acabó la tinta y no le gustan las sangrías. Es rápida, escribe en inglés cosas que no me enseña. Ha empezado a hacerse autorretratos. Usa doc martins verdes que le llegan casi a la rodilla, tiene las puntas del pelo pintadas de rosa. Pocas veces peleamos, pero con su papá discute constantemente, aunque le gusta que siempre le regale aparatos electrónicos y videojuegos de última generación, en cambio yo lo único que le regalo son diarios y ropa. Es tímida. Odia a las niñas de su escuela que presumen el precio de los jeans. Le gusta leer, pero se niega a que le recomiende nada. Tiene peces en distintas peceras y los alimenta a diario antes de ir a la escuela. Cada uno tiene nombre. Le gusta ver películas viejas con su abuela. Tarda en todo, siempre la tengo que esperar, siempre es la última en salir de la casa. Se encierra en el baño a peinarse una colita en ondas suaves que le caen sobre el corazón. Después de que se peina encuentro pelitos rosas salpicados por todo el baño.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Puto frío, man.












(vuelvo momentáneamente a Rosarito, el dulce pueblo de atardeceres rosas y camellos que salen de paseo los domingos antes de las diez, donde las vecinas barren las banquetas de las casas en las que hace poco menos de cinco años los narcos entraban a tirar bala en el desayuno.  el chingado pueblo donde se me ordena la cabeza  y me dan ganas de escribir gracias al aire helado que me conecta de nuevo conmigo, porque en San Diego no, en San Diego nada. no paso fríos, ni carencias, el aire es cálido, el silencio es casi absoluto, todo está a la mano, el orden hace que todo sea perfectemente predecible, pero no. en San Diego nada. hasta que llego aquí y por lo menos puedo pendejear a gusto al imbécil que le pega a mi defensa por ir moviéndole el celular, ay mis paisanos, tan rústicos y tan brutos, cómo los quiero)










Puto y delicioso frío que me engarrota las manos y me despierta toda.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Al lado del apartamento en San Diego hay pequeño canal encementado donde algunos morros desmadrosos practican el skate. Acabo de darme cuenta que cada que oigo el tronido de sus tablas o el caer de sus cuerpos sobre el concreto me sobresalto y me asomo por la ventana porque en mi pueblo cada que escuchaba ruidos así eran balazos y muerto.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Me sacaron el corazón, me dijo. Te voy a enseñar. Se levantó la camisa y me mostró su pecho partido, remendado, el vientre tenía dos agujeros profundos, cicatrices de algo horrible que hace dos años pasó en su cuerpo. Hacía veinte minutos que lo acababa de conocer. La conversación surgió porque mi madre le cortaba el pelo y le preguntó si quería que le recortara el bigote. Nunca supe su nombre, pero me dijo que le abrieron el pecho y que bendijo las manos y los instrumentos de los médicos y los diez asistentes que hubo en su operación, hasta el trapeador de la mujer que limpiaba los pisos. Su cuerpo fue escenario, ahora milagro o alguna cosa de esas contrarias a la lógica, a la naturaleza o al destino. ¿cómo no enseñar tamañas cicatrices? ¿cómo andar con una camiseta sobre el pecho cuando se tiene corazón nuevo y esternón soldado a mano? ¿cómo? Un hombre de pelo escaso que llega en troca blanca por un corte con su peluquera favorita.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Después de un fin de semana de terror es una maravilla que alguien te diga:

tengo un vino de procedencia extraña que no estoy segura si está bueno, pero podemos averiguar...