La mismísima Ninis.
jueves, 30 de septiembre de 2010
lunes, 27 de septiembre de 2010
sábado, 25 de septiembre de 2010
Una reunión por videoconferencia con cinco estados.
Una visita al JP y el Jorge.
Una hamburguesa Tito's en la Liber.
Tres cahuamas gigantes divididas entre el JP, el Omar, el Jorge y yo.
Dos perras.
Dos libros y una película.
La belleza de encontrar que ya han pintado líneas en la carretera libre y que con ello las posibilidades de matarme al manejar de regreso por las noches, se reducen.
Una visita al JP y el Jorge.
Una hamburguesa Tito's en la Liber.
Tres cahuamas gigantes divididas entre el JP, el Omar, el Jorge y yo.
Dos perras.
Dos libros y una película.
La belleza de encontrar que ya han pintado líneas en la carretera libre y que con ello las posibilidades de matarme al manejar de regreso por las noches, se reducen.
jueves, 23 de septiembre de 2010
Hoy es el cumpleaños de mi madre.
Llegué con pastel, alguien más llevó flores, comimos juntas, todo parecía normal pero luego trompetas, guitarrón, mi tío Martín torturaba las cuerdas de un violín. Y creo que había una guitarra minúscula que no era un uquelele. Mi tío Benito soplaba en la trompeta y la Nila cantaba "Cielito Lindo", en versión larga.
--Estás vestida como uno de esos personajes que andan conquistando planetas--me dijo mi hermana.
Y sí. Tomé video.
La fiesta iba en aumento, mi padre se negaba a ir con el doctor por un viejo problema urológico. Mi madre me decía que echara un vistazo, que no se veía bien. Me negué; no quiero conocer el pene de mi padre jamás, y menos mientras mis tíos tocan "Hermoso Cariño" en la sala. Llegó mi hermano con una caja de Tecate roja. Dos niñas resfriadas dormían en el sofacito, recargadas en un clarinete.
Empezó "Cerca del mar".
Después llegó el médico, revisó la intimidad de mi padre al ritmo de "Ella". Todos cantaban, tocaban, bebían, celebraban que mi madre cumple 58.
Cuando el médico se fue, mi padre, completamente orgulloso de su terquedad dijo:
--De aquí nadie me saca para ver al doctor ¡Que siga la música!
Llegué con pastel, alguien más llevó flores, comimos juntas, todo parecía normal pero luego trompetas, guitarrón, mi tío Martín torturaba las cuerdas de un violín. Y creo que había una guitarra minúscula que no era un uquelele. Mi tío Benito soplaba en la trompeta y la Nila cantaba "Cielito Lindo", en versión larga.
--Estás vestida como uno de esos personajes que andan conquistando planetas--me dijo mi hermana.
Y sí. Tomé video.
La fiesta iba en aumento, mi padre se negaba a ir con el doctor por un viejo problema urológico. Mi madre me decía que echara un vistazo, que no se veía bien. Me negué; no quiero conocer el pene de mi padre jamás, y menos mientras mis tíos tocan "Hermoso Cariño" en la sala. Llegó mi hermano con una caja de Tecate roja. Dos niñas resfriadas dormían en el sofacito, recargadas en un clarinete.
Empezó "Cerca del mar".
Después llegó el médico, revisó la intimidad de mi padre al ritmo de "Ella". Todos cantaban, tocaban, bebían, celebraban que mi madre cumple 58.
Cuando el médico se fue, mi padre, completamente orgulloso de su terquedad dijo:
--De aquí nadie me saca para ver al doctor ¡Que siga la música!
Para todos aquellos que no saben usar mapas, que sufren de padrastros y que de pequeños se enamoraron del olor a Pinol.
valderrama
PINOL
En esos días
en que usaba pantalones azules
y manchaba de
chocolate
mis mejillas,
no me gustaba salir de casa.
El timbre sonaba
ocasionalmente
después de las seis de la tarde,
y yo intentaba desaparecer
devorándome
primero
una
a una
las uñas.
Encerrado,
miraba mapas
en la penumbra.
Desde el plácido olor a
Pinol
vespertino
que desprendía
mi recámara,
vigilaba el curso de los ríos
y mis dedos
recorrían el relieve de desiertos y cordilleras.
Una tarde,
en la televisión,
uno de mis mapas apareció
iluminado de rojo,
el color que me recordaba
los corajes de mi padre.
Dentro de un recuadro
encendido:
luces verdes
resplandecían
sobre un cielo grisáceo.
Salí
impulsivamente
hacia la calle
y el cielo era azul
y estaba despejado.
Levanté los pies y comprobé
que me encontraba
atrapado
en un mapa diferente
al rojo de la tele.
Le dije hola a unos ojos invisibles
y al bajar la mirada,
cuatro niños caminaban a mi casa
con los brazos levantados,
como si fueran
pequeñas
señales
de auxilio.
valderrama
PINOL
En esos días
en que usaba pantalones azules
y manchaba de
chocolate
mis mejillas,
no me gustaba salir de casa.
El timbre sonaba
ocasionalmente
después de las seis de la tarde,
y yo intentaba desaparecer
devorándome
primero
una
a una
las uñas.
Encerrado,
miraba mapas
en la penumbra.
Desde el plácido olor a
Pinol
vespertino
que desprendía
mi recámara,
vigilaba el curso de los ríos
y mis dedos
recorrían el relieve de desiertos y cordilleras.
Una tarde,
en la televisión,
uno de mis mapas apareció
iluminado de rojo,
el color que me recordaba
los corajes de mi padre.
Dentro de un recuadro
encendido:
luces verdes
resplandecían
sobre un cielo grisáceo.
Salí
impulsivamente
hacia la calle
y el cielo era azul
y estaba despejado.
Levanté los pies y comprobé
que me encontraba
atrapado
en un mapa diferente
al rojo de la tele.
Le dije hola a unos ojos invisibles
y al bajar la mirada,
cuatro niños caminaban a mi casa
con los brazos levantados,
como si fueran
pequeñas
señales
de auxilio.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Digamos que soy de acciones y comunicados breves. Eso de hablar no se me da bien. Al menos eso de hablar en el vacío, el joder elegantemente, la decoración del aire a través del lenguaje, no sé, me parece un desperdicio de energía y de inteligencia, pa qué tanto, pues, si se puede con más poquito. Hay discursos que más que palabras, son flatulencias y hay flatulencias que provocan los más celebrados discursos.
(esque no sabe usted las cosas que he escuchado y los juicios que hago cuando las escucho)
Y bueno, eso.
(esque no sabe usted las cosas que he escuchado y los juicios que hago cuando las escucho)
Y bueno, eso.
martes, 21 de septiembre de 2010
domingo, 19 de septiembre de 2010
Aquel día mi carrito polvoriento lleno de papeles llevaba y traía a Elidé y a Francisco Mata. Ninguno de los tres teníamos más de dos días de habernos conocido. Hablamos mucho (creo que hablé de más, como casi nunca, claro) y quién sabe cómo pero nos fuimos a Cuba. Francisco empezó a contarnos de su próximo libro; una serie de fotografías sobre Centro Habana, en cuanto lo dijo, pregunté si Pedro Juan seguía viviendo ahí, me respondió que es él quien escribe el texto para el libro. La fan que todos llevamos dentro se alocó:
--Dile que tiene una fan absoluta en Rosarito a la que no le gustó "El rey de la Habana".
Usted no se puede imaginar lo que yo preguntaba, lo que decía. Creo que a Francisco le pareció divertido mi fanatismo desvergonzado, aunque quizá se le hizo bobo, pero qué importa.
Me dijo que Pedro Juan ya no quiere saber de Centro Habana, ya no quiere seguir escribiendo sobre ese lugar. También me dijo que al llegar a su casa se puede encontrar que lo entrevistan para la televisión alemana, pero a la gente de su barrio le da lo mismo cuando sale, nadie lo conoce.
Cuando mi fan se apaciguó, saqué la calculadora imaginaria: buena movida del fotógrafo: Centro Habana+Mata+Pedro Juan=ese libro se va a editar, reeditar, piratear y vender igualito que el Cohiba Espléndido.
Can't wait to have it.
--Dile que tiene una fan absoluta en Rosarito a la que no le gustó "El rey de la Habana".
Usted no se puede imaginar lo que yo preguntaba, lo que decía. Creo que a Francisco le pareció divertido mi fanatismo desvergonzado, aunque quizá se le hizo bobo, pero qué importa.
Me dijo que Pedro Juan ya no quiere saber de Centro Habana, ya no quiere seguir escribiendo sobre ese lugar. También me dijo que al llegar a su casa se puede encontrar que lo entrevistan para la televisión alemana, pero a la gente de su barrio le da lo mismo cuando sale, nadie lo conoce.
Cuando mi fan se apaciguó, saqué la calculadora imaginaria: buena movida del fotógrafo: Centro Habana+Mata+Pedro Juan=ese libro se va a editar, reeditar, piratear y vender igualito que el Cohiba Espléndido.
Can't wait to have it.
sábado, 18 de septiembre de 2010
viernes, 17 de septiembre de 2010
Era un bote viejo con la baranda pintada de negro, la fibra de vidrio del piso estaba rota, gris. Nuestro marinero era un viejo con la cara derretida por poco menos de setenta años de sol. Nuestros chalecos salvavidas no servirían de mucho en caso necesario, tenían el olor de sudor ajeno que me regresó al Usumacinta.
Todos los días arriesgamos la vida.
Ninis me dijo:
--El agua se ve muy tres D.
No lo pensé mucho: la ondulación del mar en calma es algo que ha conocido a través de los videojuegos y las películas de efectos especiales.
Acabábamos de pasar frente a una manada de focas cuando recibí un mensaje de texto que me preguntaba si iría a un encuentro de poetas. No dije que no, pero respondí con un:
--Estoy en un barco.
Al pasar el rompeolas empezó el subeybaja, nos tomamos de las manos, estaban pegajosas por la mugre de los chalecos. El sol empezaba a caer, Ninis me preguntó por qué flotan los barcos, tuve la tentación de responderle que flotan porque creemos en ellos, en lugar de eso le dije que lo hacen porque están llenos de aire.
jueves, 16 de septiembre de 2010
Tal vez se trata de una aproximación empirista.
We met briefly by the home department at the market, the beard of a marxist who never says hello with a "bourgeois kiss", we talked about our dead friend. The beard was as dense and hermetic as ever: two or three words, silences only broken by the subtle sound of brief smiles.
(...)
We met briefly by the art department of the college where he works, the same haircut that he used 15 years ago, his voice was off, it had died after a bad cold and was barely hearable. He was dancing around: hallway, office, doorway. He talked about the earthquake that destroyed his imaginary office in an imaginary building that might never be built. I talked about nitric acid. Now he's famous and everyone hates him but to me he'll always be a shy helpless kid
Y no se puede dejar de pensar en la antigua cercanía de los viejos amigos, luego viene la distancia, el trabajo, las mujeres, los hijos, el tiempo, la vida y eso que fuimos se convierte en tres minutos de sonrisas, pasillos y nunca mencionar que nos veremos pronto porque no es cierto.
We met briefly by the home department at the market, the beard of a marxist who never says hello with a "bourgeois kiss", we talked about our dead friend. The beard was as dense and hermetic as ever: two or three words, silences only broken by the subtle sound of brief smiles.
(...)
We met briefly by the art department of the college where he works, the same haircut that he used 15 years ago, his voice was off, it had died after a bad cold and was barely hearable. He was dancing around: hallway, office, doorway. He talked about the earthquake that destroyed his imaginary office in an imaginary building that might never be built. I talked about nitric acid. Now he's famous and everyone hates him but to me he'll always be a shy helpless kid
Y no se puede dejar de pensar en la antigua cercanía de los viejos amigos, luego viene la distancia, el trabajo, las mujeres, los hijos, el tiempo, la vida y eso que fuimos se convierte en tres minutos de sonrisas, pasillos y nunca mencionar que nos veremos pronto porque no es cierto.
domingo, 12 de septiembre de 2010
--Poseidón es el papá de Tritón.
--Y de quién es papá Tritón
Esque si lo digo sonaría tan pretencioso. Pero la mesa larga en el patio, las barricas de vino en la cava, los higos que llevamos del árbol en casa de mi mamá, los perros mansos, el gato de ojos verdes, el colchón frente a la ventana para tirarse a leer, la noche fresca, la maquila de vino, el sabor de hojas y tierra.
(la única noción de justicia infalible es la cruda)
(la única noción de justicia infalible es la cruda)
El tiempo como un acuerdo, una ilusión, una fórmula de la física, un aferre a instrumentos de medida, calendarios, relojes.
¿Qué pasa con el tiempo cuando no hay memoria?
¿Qué pasa con el tiempo cuando no hay sol?
Cuando era chica mi mamá decía que no le interesaba dejar nada para la posteridad, para ella el mundo se acababa con su muerte (a mí esto me parecía algo muy triste, pero ahora me parece interesante que mi madre me compartiera esto a sabiendas de que la sola palabra muerte me daba muchísimo miedo).
Hablar del tiempo no es lo mío en verdad, tengo una visión demasiado femenina y aburrida del tema, pero cuando veo que puedo generar que alguien hable de su propia concepción del tiempo, me gusta escuchar.
(la mejor de todas esas pláticas fue con Ninis, que me contó horrorizada el mito de Cronos)
¿Qué pasa con el tiempo cuando no hay memoria?
¿Qué pasa con el tiempo cuando no hay sol?
Cuando era chica mi mamá decía que no le interesaba dejar nada para la posteridad, para ella el mundo se acababa con su muerte (a mí esto me parecía algo muy triste, pero ahora me parece interesante que mi madre me compartiera esto a sabiendas de que la sola palabra muerte me daba muchísimo miedo).
Hablar del tiempo no es lo mío en verdad, tengo una visión demasiado femenina y aburrida del tema, pero cuando veo que puedo generar que alguien hable de su propia concepción del tiempo, me gusta escuchar.
(la mejor de todas esas pláticas fue con Ninis, que me contó horrorizada el mito de Cronos)
sábado, 11 de septiembre de 2010
El último artículo de nuestro espacio compartido en el San Diego Reader, este mes Julio Sueco observa desde su telescopio en algún lugar del suelo congelado de Suecia la democracia a la mexicana, la huída de los Chicharrines, la más prietita de todas las ovejas negras.
Para leer dé usted click aquí merito
Para leer dé usted click aquí merito
lunes, 6 de septiembre de 2010
sábado, 4 de septiembre de 2010
viernes, 3 de septiembre de 2010
En la prepa, la clase de filosofía se imparte dos horas por semana, se puede imaginar usted que el tiempo rinde poco. Es decir, es un curso diseñado para profesores USB y a mi ese drive no me funciona muy bien.
Hoy mientras hablabamos del no-ser, un alumno me dijo:
--¿Podemos tener una clase sólo sobre Parménides?
No supe qué decirle. Para empezar, me da miedo. Luego ¿qué hago con el programa, con la convergencia de los examenes, con el ritmo del maestro que imparte la materia en otros grupos, con Descartes? ¿Qué hago con la calendarización de las clases, con la responsabilidad, con el trabajo?
En fin, es lo que se interpone entre Parménides y ellos.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
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