A woman may very well form a friendship with a man, but for this to endure, it must be assisted by a little physical antipathy.
The same emotions in man and woman are, however, different in tempo: therefore man and woman never cease to misunderstand one another.
To be ashamed of one's immorality: that is a step on the ladder at the end of which one is also ashamed of one's morality
--Nietzsche.
martes, 31 de mayo de 2005
domingo, 29 de mayo de 2005
Hoy me preguntaron.
--Conoces al Che Guevara?
--Cómo?
--Conociste al Che?
--Qué quieres decir?
-- si lo conociste personalmente?
--Claro que no, murió antes de que yo naciera.
El muchacho tenia buen intención, me pidió que le contara algo del Che, quería comprar un cuadrito, le di tid bits inexactos, quise decirle que se consiguiera un libro. No lo hice, tenía la esperanza de que comprara el cuadrito que por supuesto no compró.
--Conoces al Che Guevara?
--Cómo?
--Conociste al Che?
--Qué quieres decir?
-- si lo conociste personalmente?
--Claro que no, murió antes de que yo naciera.
El muchacho tenia buen intención, me pidió que le contara algo del Che, quería comprar un cuadrito, le di tid bits inexactos, quise decirle que se consiguiera un libro. No lo hice, tenía la esperanza de que comprara el cuadrito que por supuesto no compró.
sábado, 28 de mayo de 2005
Las ventanas vibran, las paredes se estremecen. No es un terremoto es un pick up con llantas de tractor al que se le abren las puertas como alas de escarabajo, de la musica que suena en sus bocinas solo es posible escuchar el bajo que retumba como si quisiera controlar los latidos del corazon de todos en la calle.
Llegaron de nuevo con sus carros (prefieren llamarlos juguetes), con sus cabecitas rapadas y sus jerseys recien sacadas de la bolsita de fruit of the loom, con sus gordas y ellas con sus chichi-panzas, con su terrible gusto musical, con su exhibicionismo, caras morenas indignadas cuando alguien intenta hablarles en espanol. Son los del guetto que salen de vacaciones y que no pueden salir sin traerlo a cuestas .
Condescendientes regalan dolares a las mixtecas sintiendose lejos de ellas, piadosos. Comen tacos, duermen hacinados en un cuarto de hotel o en el carro, beben cualquier cosa que tenga alcohol, cagan y mean en donde sea.
Hoy van a ver a Cypress Hill.
Transcribo la platica que hoy tuve con uno?
--where are you from?
--I'm from here.
--You're from here, no shit!
--Where are you from?
--South Ca.
--Where? Los Angeles?
--No, Southern Califorina
--Isn't L.A. Souhtern California.
--I mean, I'm from San Diego.... do you speak english?
--Sometimes, like right now.
Llegaron de nuevo con sus carros (prefieren llamarlos juguetes), con sus cabecitas rapadas y sus jerseys recien sacadas de la bolsita de fruit of the loom, con sus gordas y ellas con sus chichi-panzas, con su terrible gusto musical, con su exhibicionismo, caras morenas indignadas cuando alguien intenta hablarles en espanol. Son los del guetto que salen de vacaciones y que no pueden salir sin traerlo a cuestas .
Condescendientes regalan dolares a las mixtecas sintiendose lejos de ellas, piadosos. Comen tacos, duermen hacinados en un cuarto de hotel o en el carro, beben cualquier cosa que tenga alcohol, cagan y mean en donde sea.
Hoy van a ver a Cypress Hill.
Transcribo la platica que hoy tuve con uno?
--where are you from?
--I'm from here.
--You're from here, no shit!
--Where are you from?
--South Ca.
--Where? Los Angeles?
--No, Southern Califorina
--Isn't L.A. Souhtern California.
--I mean, I'm from San Diego.... do you speak english?
--Sometimes, like right now.
viernes, 27 de mayo de 2005
Mi primer trabajo fue en el campo. Los vecinos se dedicaban a la siembra de cilantro, como requerían de mano de obra barata reclutaron a todos los niños de la cuadra para que trabajáramos en el corte y el empaque. Era un trabajo de sol a sol (literalmente), saliamos a las cinco de la mañana para volver a la casa a las ocho de la noche. Solamente aguanté una semana. Con el sueldo que me pagaron no me alcanzó ni para un par de zapatos. Lo único que gané fue la cara quemada por el sol, manchas verdes en los pantalones y un olor a cilantro molido que todavía recuerdo.
Mi mamá no me quería dar permiso de trabajar ahí pero mi hermano y yo rogamos sin parar hasta convencerla. El día más pesado fue el del corte, había que colgar un atadillo de mecatitos en la cintura, tomar el cilantro con el puño, cortar con una espátula o con una hoz chica, tomar el mecatito y atar el manojo de cilantro para luego arrojarlo al lado en el surco. Todo el trabajo se hacia de rodillas. Nos pagaban por cada ramito, no recuerdo cuanto pero era muy poco (consideremos que hoy en la comercial mexicana es posible comprar un manojo de cilantro por tres pesos y lo que ahora narro sucedía en 1986), lo que recuerdo con nitidez es el momento en que me di cuenta de mi insignificancia como incipiente campesina. Ellos de pie, nosotros hincados. Los rancheros nos veían, hablaban de la lentitud con que trabajábamos, de que habia que apresurar la llegada del cargamento de cilantro en EU. Yo llevaba unas chanclas de plástico naranja, de esas que estaba de moda usar en los ochentas, no estaba hechas para el campo, mientras los escuchaba hablar y cortaba el cilantro podía sentir las grietas que el plástico me abría. El resto de mi semana traje curitas en los pies.
En 1986 tenia once años, en ese verano me bajo mi regla, alcance la estatura que tengo ahora, use por primera vez un brassiere, recibi mi primer beso, tuve mi primer calzoncito negro. En el 87 tome con mi prima la Chayo mi primer margarita en un bar de turistas, en el 88 tuve mi primer borrachera de pinta en la playa. En esos años fue que aprendí a desconfiar.
Mi mamá no me quería dar permiso de trabajar ahí pero mi hermano y yo rogamos sin parar hasta convencerla. El día más pesado fue el del corte, había que colgar un atadillo de mecatitos en la cintura, tomar el cilantro con el puño, cortar con una espátula o con una hoz chica, tomar el mecatito y atar el manojo de cilantro para luego arrojarlo al lado en el surco. Todo el trabajo se hacia de rodillas. Nos pagaban por cada ramito, no recuerdo cuanto pero era muy poco (consideremos que hoy en la comercial mexicana es posible comprar un manojo de cilantro por tres pesos y lo que ahora narro sucedía en 1986), lo que recuerdo con nitidez es el momento en que me di cuenta de mi insignificancia como incipiente campesina. Ellos de pie, nosotros hincados. Los rancheros nos veían, hablaban de la lentitud con que trabajábamos, de que habia que apresurar la llegada del cargamento de cilantro en EU. Yo llevaba unas chanclas de plástico naranja, de esas que estaba de moda usar en los ochentas, no estaba hechas para el campo, mientras los escuchaba hablar y cortaba el cilantro podía sentir las grietas que el plástico me abría. El resto de mi semana traje curitas en los pies.
En 1986 tenia once años, en ese verano me bajo mi regla, alcance la estatura que tengo ahora, use por primera vez un brassiere, recibi mi primer beso, tuve mi primer calzoncito negro. En el 87 tome con mi prima la Chayo mi primer margarita en un bar de turistas, en el 88 tuve mi primer borrachera de pinta en la playa. En esos años fue que aprendí a desconfiar.
lunes, 23 de mayo de 2005
Odio a Telnor. Lo odio como sólo se puede odiar a la burocracia. Odio a George Lucas, odio su ambición, su manera de seducir a tanto geek y de convencerlos que necesitan de él y de su mercancía.
Pero mi odio es muy civilizado, es algo que trato de mantener afuera del cuerpo, en palabras y miradas de compasión. El odio contenido en el cuerpo hace daño.
Me gusta Star Wars a new hope y The return of the Jedi, me gustan sobretodo por la manera en que están contadas, con misterio, con tensión, las naves y las explosiones son secundarias. Lo que cautiva es lo que no se dice.
Pero tenia que venir Mr. GL por un poco mas de nuestro dinero y con el pretexto de amarrar todos los cabos sueltos hacer una nueva trilogía de peliculas largas, aburridamente lineales, con dialogos de telegrama entre embajadas, con una historia de amor tan mal hecha que ni la peor de las mias ha sido tan predecible.
Fui a dos estrenos de medianoche antes por pura solidaridad con Loulou y en las dos ocasiones me dormi. Esta vez me negué, sin embargo hoy fui a ver la tal pelicula y si no me dormí fue solamente porque hacia mucho que no comia palomitas.
Lo único que me dará un poco de consuelo es que no se haga otra.
Pero mi odio es muy civilizado, es algo que trato de mantener afuera del cuerpo, en palabras y miradas de compasión. El odio contenido en el cuerpo hace daño.
Me gusta Star Wars a new hope y The return of the Jedi, me gustan sobretodo por la manera en que están contadas, con misterio, con tensión, las naves y las explosiones son secundarias. Lo que cautiva es lo que no se dice.
Pero tenia que venir Mr. GL por un poco mas de nuestro dinero y con el pretexto de amarrar todos los cabos sueltos hacer una nueva trilogía de peliculas largas, aburridamente lineales, con dialogos de telegrama entre embajadas, con una historia de amor tan mal hecha que ni la peor de las mias ha sido tan predecible.
Fui a dos estrenos de medianoche antes por pura solidaridad con Loulou y en las dos ocasiones me dormi. Esta vez me negué, sin embargo hoy fui a ver la tal pelicula y si no me dormí fue solamente porque hacia mucho que no comia palomitas.
Lo único que me dará un poco de consuelo es que no se haga otra.
domingo, 22 de mayo de 2005
If a man has not, by the time he is 30, yielded to the fascination of every form of extremism, I don't know if he is to be admired or scorned - a saint or a corpse.
Jealousy - that jumble of secret worship and ostensible aversion.
Our first intuitions are the true ones.
Write books only if you are going to say in them the things you would never dare confide to anyone.
Word - that invisible dagger.
Cambiar de idioma, para un escritor, es como escribir una carta de amor con un diccionario.
En un mundo sin melancolía los ruiseñores se pondrían a eructar.
Hemos saboreado todos el mal de Occidente. Sabemos demasiado del arte, del amor, de la religión, de la guerra, para creer aún en algo; hemos perdido además tantos siglos en ello... La época de la perfección en la plenitud está terminada. ¿La materia de los poemas? Extenuada. ¿Amar? Hasta la chusma repudia el «sentimiento». ¿La piedad? Visitad las catedrales: ya no se arrodillan en ellas más que los ineptos. ¿Quién desea aún combatir? El héroe está superado; únicamente la carnicería impersonal sigue de moda. Somos fantoches clarividentes, ya sólo capaces de hacer muecas ante lo irremediable.
¿Occidente? Una posibilidad sin futuro.
El orgasmo es un paroxismo; la desesperación, otro. El primero dura un instante; el segundo una vida.
Amar al prójimo es algo inconcebible. ¿Acaso se le pide a un virus que ame a otro virus?
--Emil Cioran.
Jealousy - that jumble of secret worship and ostensible aversion.
Our first intuitions are the true ones.
Write books only if you are going to say in them the things you would never dare confide to anyone.
Word - that invisible dagger.
Cambiar de idioma, para un escritor, es como escribir una carta de amor con un diccionario.
En un mundo sin melancolía los ruiseñores se pondrían a eructar.
Hemos saboreado todos el mal de Occidente. Sabemos demasiado del arte, del amor, de la religión, de la guerra, para creer aún en algo; hemos perdido además tantos siglos en ello... La época de la perfección en la plenitud está terminada. ¿La materia de los poemas? Extenuada. ¿Amar? Hasta la chusma repudia el «sentimiento». ¿La piedad? Visitad las catedrales: ya no se arrodillan en ellas más que los ineptos. ¿Quién desea aún combatir? El héroe está superado; únicamente la carnicería impersonal sigue de moda. Somos fantoches clarividentes, ya sólo capaces de hacer muecas ante lo irremediable.
¿Occidente? Una posibilidad sin futuro.
El orgasmo es un paroxismo; la desesperación, otro. El primero dura un instante; el segundo una vida.
Amar al prójimo es algo inconcebible. ¿Acaso se le pide a un virus que ame a otro virus?
--Emil Cioran.
sábado, 21 de mayo de 2005
Fotos de la presentación de Replicante en Tijuana.
Advertencia: No se trata de un registro sino de un álbum familiar.
La Lo, Marisol (aka) Babishoes, Amaranta.
Roberto Partida (aka) El Bebo.
Karla, Laguana, El Pato, Rod.
Abraham, Yepez, Otis.
Rafa.
ERRE, al fondo Omar, el Pato, Mario.
Lomelí (aka) Chango, Ron.
Chamuco al centro.
Cháidez entrevista a Rogelio, editor de Replicante.
Horacio y El Verde.
Rod, Omar, Mayra
Advertencia: No se trata de un registro sino de un álbum familiar.
La Lo, Marisol (aka) Babishoes, Amaranta.
Roberto Partida (aka) El Bebo.
Karla, Laguana, El Pato, Rod.
Abraham, Yepez, Otis.
Rafa.
ERRE, al fondo Omar, el Pato, Mario.
Lomelí (aka) Chango, Ron.
Chamuco al centro.
Cháidez entrevista a Rogelio, editor de Replicante.
Horacio y El Verde.
Rod, Omar, Mayra
martes, 17 de mayo de 2005
Bradley Smith, a writer whose main work revolves around holocaust revisionism, and who I always make fun of due his surprising resemblance with Santa Claus told me a few weeks ago: ´I think you need to find someone to talk to. I'm not saying that you should talk to me, maybe someone in you family or a friend, but you really need to talk to someone, and then you will get better´. I always laugh at him or tease him, but this time I couldn't. I felt exposed.
I took his advice, but I'm still looking.
I took his advice, but I'm still looking.
Me llamo Lorena Mancilla Corona, tengo 30 años. Estoy casada, soy madre de una niña. Soy comerciante y escritora inconstante, tengo muchos amigos pero pocas amigas. Por alguna razón las mujeres (no todas) se empeñan en verme como rival. No entiendo a qué se debe. Yo hace mucho que no veo a otra mujer de esa manera, ni con envidia, ni con coraje, ni con celos.
Me gusta manejar pero me gusta más la promiscuidad del taxi colectivo. Me gusta viajar sola, comer sola, caminar sola, fumar sola, escribir sola, bailar sola, hablar sola y también disfruto de hacer todo lo anterior en compañía, excepto escribir. He sido de pocos amores, de fidelidad irregular, de gustos indiscriminados, al grado que es posible afirmar que mi vida amorosa ha sido un sampler. He dejado ir hombres por infinidad de razones: mal aliento, incompatibilidad sexual, autodefensa, hasta hubo uno a quien deje ir por un omelette (y hasta hoy no me arrepiento). Me han enamorado las venas saltadas en unos brazos huesudos, una letra furiosa sobre papel amarillo, unos puppy eyes (los cuales veo a diario), un dedo deslizándose cálida y brevemente sobre la piel de mi índice.
Siempre viví al lado del mar.
Yo era la única que llegaba a tiempo a la clase de Horst Matthai, me daba tristeza pensar que estaría ahí a sus ochenta y tantos años esperando media hora a que llegáramos a oírlo hablar de cómo Sócrates detuvo el avance de la humanidad. En una ocasión que esperábamos los dos al resto de la clase me vio triste, intuyó que se trataba de amor. Yo estaba a punto de llorar, no recuerdo por qué aunque sí por quien. Ese día me habló del entusiasmo, de cómo el enamoramiento es convertir al otro en dios, es decir endiosarse con el otro. De cómo uno se enajena buscándose en el otro como si se buscara en un espejo y que para alargar el amor hay que mantener la discontinuidad, porque lo continuo es la falta de movimiento es decir, la muerte. También me habló de cómo él se enamoraba constantemente, no sólo de su mujer, sino que buscaba el amor donde estuviera.
Me contó su historia, el tenía cincuenta y cinco años, ella diecisiete, el había permanecido solo por veinte o treinta años (desde que se había separado de su primer mujer), ella era su alumna (él se había convertido en profesor de filosofía por una equivocación, porque después de huir de Alemania y dedicarse a criar pollos en México decidió estudiar psicología, pero fue inscrito en filosofía por error), ella esperó hasta el final del curso para confesar lo que sentía por él, creo que me dijo que habían esperado a que ella cumpliera 18 para casarse. El llanto que me había aguantado estoicamente se desbordó.
De él oí infinidad de leyendas: que si había permanecido célibe desde que dejó a su primer mujer, que sus compañeros de escuela lo encerraron con una puta para sacarlo del celibato y que de ese cuarto quien salio casi convertida en santa fue ella.
Una vez coincidimos en un viaje a Guanajuato, se trataba del congreso nacional de filosofía, a decir verdad yo iba con la esperanza de encontrarme con alguien que al final no estuvo ahí. En cambio me vi convertida en los oídos de Matthai cuando le explicaba lo que él no alcanzaba a escuchar. Fui su boca cuando había que aclarar algo, fui su bastón en las escalinatas de la universidad, y en los caminos burreros y en las banquetas centenarias, comí con él en La Gallina Aristotélica y le tomé una foto en la puerta. Lo salvé de caídas en varias ocasiones y estuve a su lado cuando Fox (entonces gobernador) se acercó a estrecharnos las manos el día en que se inauguró el congreso. Me despedí de Matthai con un beso en su cachete pálido y arrugado. Cuando estuve de vuelta en Tijuana, después de varios días de un viaje que acabó en Real de Catorce lo vi de nuevo. Me esperó después de la clase como todo un galán y me dijo: ´Usted me dio un beso muy cariñoso, quería darle las gracias´. Ya no recuerdo si yo estaba triste por algo (seguramente que así era), pero creo que lloré un poco. Todavía no sé si estuve enamorada de él.
La ultima vez que lo vi compré flores me puse una falda negra que tuviera el soporte para sostener mis cinco meses de embarazo. Conocí a sus nietos, a su hija, a su mujer. Lo habían vestido con bufanda y boina, con los lentes que siempre usó, no me quedé mucho tiempo, sólo el suficiente para dejar mi ramito de flores pequeño, sin tarjeta, ni canasta, ni agua en el piso, debajo de su ataúd. Justo a la altura de su cabeza.
Me gusta manejar pero me gusta más la promiscuidad del taxi colectivo. Me gusta viajar sola, comer sola, caminar sola, fumar sola, escribir sola, bailar sola, hablar sola y también disfruto de hacer todo lo anterior en compañía, excepto escribir. He sido de pocos amores, de fidelidad irregular, de gustos indiscriminados, al grado que es posible afirmar que mi vida amorosa ha sido un sampler. He dejado ir hombres por infinidad de razones: mal aliento, incompatibilidad sexual, autodefensa, hasta hubo uno a quien deje ir por un omelette (y hasta hoy no me arrepiento). Me han enamorado las venas saltadas en unos brazos huesudos, una letra furiosa sobre papel amarillo, unos puppy eyes (los cuales veo a diario), un dedo deslizándose cálida y brevemente sobre la piel de mi índice.
Siempre viví al lado del mar.
Yo era la única que llegaba a tiempo a la clase de Horst Matthai, me daba tristeza pensar que estaría ahí a sus ochenta y tantos años esperando media hora a que llegáramos a oírlo hablar de cómo Sócrates detuvo el avance de la humanidad. En una ocasión que esperábamos los dos al resto de la clase me vio triste, intuyó que se trataba de amor. Yo estaba a punto de llorar, no recuerdo por qué aunque sí por quien. Ese día me habló del entusiasmo, de cómo el enamoramiento es convertir al otro en dios, es decir endiosarse con el otro. De cómo uno se enajena buscándose en el otro como si se buscara en un espejo y que para alargar el amor hay que mantener la discontinuidad, porque lo continuo es la falta de movimiento es decir, la muerte. También me habló de cómo él se enamoraba constantemente, no sólo de su mujer, sino que buscaba el amor donde estuviera.
Me contó su historia, el tenía cincuenta y cinco años, ella diecisiete, el había permanecido solo por veinte o treinta años (desde que se había separado de su primer mujer), ella era su alumna (él se había convertido en profesor de filosofía por una equivocación, porque después de huir de Alemania y dedicarse a criar pollos en México decidió estudiar psicología, pero fue inscrito en filosofía por error), ella esperó hasta el final del curso para confesar lo que sentía por él, creo que me dijo que habían esperado a que ella cumpliera 18 para casarse. El llanto que me había aguantado estoicamente se desbordó.
De él oí infinidad de leyendas: que si había permanecido célibe desde que dejó a su primer mujer, que sus compañeros de escuela lo encerraron con una puta para sacarlo del celibato y que de ese cuarto quien salio casi convertida en santa fue ella.
Una vez coincidimos en un viaje a Guanajuato, se trataba del congreso nacional de filosofía, a decir verdad yo iba con la esperanza de encontrarme con alguien que al final no estuvo ahí. En cambio me vi convertida en los oídos de Matthai cuando le explicaba lo que él no alcanzaba a escuchar. Fui su boca cuando había que aclarar algo, fui su bastón en las escalinatas de la universidad, y en los caminos burreros y en las banquetas centenarias, comí con él en La Gallina Aristotélica y le tomé una foto en la puerta. Lo salvé de caídas en varias ocasiones y estuve a su lado cuando Fox (entonces gobernador) se acercó a estrecharnos las manos el día en que se inauguró el congreso. Me despedí de Matthai con un beso en su cachete pálido y arrugado. Cuando estuve de vuelta en Tijuana, después de varios días de un viaje que acabó en Real de Catorce lo vi de nuevo. Me esperó después de la clase como todo un galán y me dijo: ´Usted me dio un beso muy cariñoso, quería darle las gracias´. Ya no recuerdo si yo estaba triste por algo (seguramente que así era), pero creo que lloré un poco. Todavía no sé si estuve enamorada de él.
La ultima vez que lo vi compré flores me puse una falda negra que tuviera el soporte para sostener mis cinco meses de embarazo. Conocí a sus nietos, a su hija, a su mujer. Lo habían vestido con bufanda y boina, con los lentes que siempre usó, no me quedé mucho tiempo, sólo el suficiente para dejar mi ramito de flores pequeño, sin tarjeta, ni canasta, ni agua en el piso, debajo de su ataúd. Justo a la altura de su cabeza.
Silencio. Censura. Autocensura.
Esta noche posteo fotos.
Me niego a ser la chica guapa que vende las revistas.
Insisto en que los anillos que demuestran pertenencia traen mala suerte o por lo menos peleas.
Se que extrano una heineken cuando los chistes no me dan risa, cuando veo las caras deformarse y enrojecerse, cuando no es posible hablar con alguien que no traiga el higado en el aliento.
If you can't fight them... joint them.
Esta noche posteo fotos.
Me niego a ser la chica guapa que vende las revistas.
Insisto en que los anillos que demuestran pertenencia traen mala suerte o por lo menos peleas.
Se que extrano una heineken cuando los chistes no me dan risa, cuando veo las caras deformarse y enrojecerse, cuando no es posible hablar con alguien que no traiga el higado en el aliento.
If you can't fight them... joint them.
martes, 10 de mayo de 2005
La imprenta de doña Conchita Romo está llena de máquinas arcaicas, de imagenes del último Papa que se murió, de calendarios de santos, de olor a tinta. Uno que hasta ahora pienso que era su hijo fue quien me atendió, cuando se acercaba al escritorio pude ver que iba encorbado, con el corte de cabello de monje de calendario, me miró como tratando de saber si me identificaba como clienta, lo saludé y le di mi nombre para que buscara mis papeles en su archivo. Al escucharlo vi una expresión de reconocimiento en su cara. Mientras me daba a firmar algunos papeles me preguntó por Mario. Inmediatamente lo identifique como un lector del Viernes. Estuve en silencio un momento, quise decirle que hablar con el Mario me provocaría un bostezo, que me arrepentí por mucho tiempo al no haberle hecho caso a la intuición, Que me convencí a la fuerza de que era mi amigo y le creí cuando decía que el Viernes era un proyecto de todos los que lo iniciamos, pero que al final, o más bien a la mitad me decepcionó, y por eso fue que me alejé, que se quedó sin escritores hasta que el Viernes decayó hasta morir. Hablarle de las ultimas veces que lo ví, haciéndose el big shot, so sad. Quería decirle que me había retirado a tiempo, sin haber perdido del todo, desapasionada (el periodismo sin pasión es aburridísimo) pero no le dije nada le respondi que hace mucho que no lo veo (menti, lo vi de lejos hace un par de dias).
Le pregunté como se llamaba. Rene -me respondió-, firme todo lo necesario para que me hiciera las facturas, con él fue mucho más lento que con doña Conchita, me hacía plática, me preguntaba del negocio, de los habanos, de Cuba, me contó detalles de su viaje a La Habana como si no quisiera que me fuera. Me puse de pie para acelerar la despedida y le extendí la mano, entonces pude sentir el sudor helado que destilaban sus dedos de monje manchados de tinta.
Le pregunté como se llamaba. Rene -me respondió-, firme todo lo necesario para que me hiciera las facturas, con él fue mucho más lento que con doña Conchita, me hacía plática, me preguntaba del negocio, de los habanos, de Cuba, me contó detalles de su viaje a La Habana como si no quisiera que me fuera. Me puse de pie para acelerar la despedida y le extendí la mano, entonces pude sentir el sudor helado que destilaban sus dedos de monje manchados de tinta.
Acaba de llegar la policía a preguntarme qué hago sola aquí a esta hora.
--Buenas noches.
--Buenos dias.
--Dígame que se le ofrece.
--Vimos la luz prendida y la cortina a medias, nos pareció raro.
--Trabajo tarde hoy, me voy a quedar aqui un rato más.
--Si se le ofrece algo vamos a estar circulando por aqui.
--Espero que no, le agradezco su preocupación, que pase buenas noches.
--Y usted buenos dias.
Qué hago sola aqui a esta hora?
Pienso que hace cinco años por estas horas mi pecho se vaciaba de leche, mi sexo estaba lleno de remiendos que hasta hoy no he querido revisar, mi hija pesaba siete libras y nueve onzas y yo era inerme, tierna, docil. Lloraba cuando la única que me veía era ella.
--Buenas noches.
--Buenos dias.
--Dígame que se le ofrece.
--Vimos la luz prendida y la cortina a medias, nos pareció raro.
--Trabajo tarde hoy, me voy a quedar aqui un rato más.
--Si se le ofrece algo vamos a estar circulando por aqui.
--Espero que no, le agradezco su preocupación, que pase buenas noches.
--Y usted buenos dias.
Qué hago sola aqui a esta hora?
Pienso que hace cinco años por estas horas mi pecho se vaciaba de leche, mi sexo estaba lleno de remiendos que hasta hoy no he querido revisar, mi hija pesaba siete libras y nueve onzas y yo era inerme, tierna, docil. Lloraba cuando la única que me veía era ella.
viernes, 6 de mayo de 2005
United Women Clinic era una clínica de barrio en National City visitada por casi puras mujeres que como yo no tenían seguro médico. Durante cuatro meses me pesaron, midieron, revisaron mi orina, con el ultrasonido vieron el interior de mi cuerpo. Fue hace cinco años. Me trataron bien, me aplicaron cuestionarios: usas drogas? fumas? has sido víctima de abuso físico, tienes estufa en tu casa? refrigerador? que comiste ayer? tienes miedo de algo?
Por estas fechas hace cinco años estaba en una casita que compartia patio con una fabrica de hielo en North Park, pasaba el día sola, tenia algunos libros, no habia radio aunque si tele. El sobrepeso no me permitia gran libertad de movimiento. Un día sali a caminar en las tiendas del barrio pero tuve miedo de caer, o de ser golpeada por algun indigente. Mis nueve meses se cumplirian en un par de dias mas, según el ultrasonido mi hija nacería el ocho de mayo a las cuatro y media de la tarde. Nacio el 9 a las 00:03 despues de 36 horas de trabajo de parto en el hospital de UCSD en Hillcrest. Me acompañaron Lou, mi mamá, mi hermano, la mamá de Louie. No lloré, solo veia sus ojos grandotes y negros que no dejaban de ver los mios.
Por estas fechas hace cinco años estaba en una casita que compartia patio con una fabrica de hielo en North Park, pasaba el día sola, tenia algunos libros, no habia radio aunque si tele. El sobrepeso no me permitia gran libertad de movimiento. Un día sali a caminar en las tiendas del barrio pero tuve miedo de caer, o de ser golpeada por algun indigente. Mis nueve meses se cumplirian en un par de dias mas, según el ultrasonido mi hija nacería el ocho de mayo a las cuatro y media de la tarde. Nacio el 9 a las 00:03 despues de 36 horas de trabajo de parto en el hospital de UCSD en Hillcrest. Me acompañaron Lou, mi mamá, mi hermano, la mamá de Louie. No lloré, solo veia sus ojos grandotes y negros que no dejaban de ver los mios.
Ingredientes:
° 6 manzanas medianas y duras al tacto
° 2 tazas de azúcar blanca (480g)
° 1 ½ taza de jarabe de maíz (375ml)
° 1 taza de agua (250ml)
° 1 cucharada cafetera de colorante vegetal rojo
° 1 cucharada cafetera de saborizante cereza o fresa
Utensilios:
° 6 palitos de madera redondos, limpios
° Aguja gruesa esterilizada
° Cacerola grande de peltre con capacidad de 3L
° Cuchara grande para cocinar o pala de madera
° Plato pequeño
° Un cuadro de unicel de 30 x 30 x 2 cm
Procedimiento:
1. Lave las manzanas con zacate y jabón al chorro de agua, deje que sequen y quíteles el rabillo, a cada una le inserta un palito hasta un tercio de su tamaño, con la ayuda de la aguja se pican las manzanas para que el caramelo se adhiera mejor.
2. Mezcle en la cacerola el azúcar, el jarabe de maíz, el agua, el colorante, y el saborizante a fuego medio, moviendo constantemente con ayuda de la cuchara o pala.
3. Una vez que empiece a hervir y, cuidando que no tome un color muy oscuro, aproximadamente de 10 a 15 minutos, ponga en el plato una cucharadita de agua fría y una gota del caramelo, si se cristaliza de inmediato, ya está listo para cubrir las manzanas, sino es así, deje otros 3 minutos y vuelva a realizar ésta prueba hasta que el caramelo esté listo.
4. Retire el caramelo ya listo del fuego y en una superficie plana, incline la cacerola, deteniéndola por una "oreja" para proceder a acaramelar las manzanas de la siguiente manera: tome una manzana y gírela rápidamente, de manera que quede completamente cubierta por toda la superficie, manteniéndola un momento sobre la cacerola para escurrir el exceso de dulce, de la misma forma cubra de caramelo las manzanas restantes.
5. Finalmente, ensarte sobre el unicel y deje enfriar para que el caramelo endurezca, una vez frías están listas para consumirse.
° 6 manzanas medianas y duras al tacto
° 2 tazas de azúcar blanca (480g)
° 1 ½ taza de jarabe de maíz (375ml)
° 1 taza de agua (250ml)
° 1 cucharada cafetera de colorante vegetal rojo
° 1 cucharada cafetera de saborizante cereza o fresa
Utensilios:
° 6 palitos de madera redondos, limpios
° Aguja gruesa esterilizada
° Cacerola grande de peltre con capacidad de 3L
° Cuchara grande para cocinar o pala de madera
° Plato pequeño
° Un cuadro de unicel de 30 x 30 x 2 cm
Procedimiento:
1. Lave las manzanas con zacate y jabón al chorro de agua, deje que sequen y quíteles el rabillo, a cada una le inserta un palito hasta un tercio de su tamaño, con la ayuda de la aguja se pican las manzanas para que el caramelo se adhiera mejor.
2. Mezcle en la cacerola el azúcar, el jarabe de maíz, el agua, el colorante, y el saborizante a fuego medio, moviendo constantemente con ayuda de la cuchara o pala.
3. Una vez que empiece a hervir y, cuidando que no tome un color muy oscuro, aproximadamente de 10 a 15 minutos, ponga en el plato una cucharadita de agua fría y una gota del caramelo, si se cristaliza de inmediato, ya está listo para cubrir las manzanas, sino es así, deje otros 3 minutos y vuelva a realizar ésta prueba hasta que el caramelo esté listo.
4. Retire el caramelo ya listo del fuego y en una superficie plana, incline la cacerola, deteniéndola por una "oreja" para proceder a acaramelar las manzanas de la siguiente manera: tome una manzana y gírela rápidamente, de manera que quede completamente cubierta por toda la superficie, manteniéndola un momento sobre la cacerola para escurrir el exceso de dulce, de la misma forma cubra de caramelo las manzanas restantes.
5. Finalmente, ensarte sobre el unicel y deje enfriar para que el caramelo endurezca, una vez frías están listas para consumirse.
jueves, 5 de mayo de 2005
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